Los saunas no adelgazan, pero son buenos

Los saunas son muy populares, sobre todo en invierno, cuando el frío arrecia.

Es muy habitual que los chicos y las chicas que se entrenan asiduamente hagan una o dos saunas por semana, y ese es un hábito muy bueno porque presenta varias connotaciones saludables, pero en contra de lo que muchos todavía creen, la sauna no adelgaza.
Esta práctica presenta dos fases bien diferenciadas pero intrínsecamente unidas: una de calor y otra de frío. La primera es la clásica parte en la que entra en la cabina que puede estar entre los 80 y 100 grados de temperatura. Ahí permanecemos durante 10 o 15 minutos, según lo habituados que estemos, y sudamos profundamente. Luego al salir es imperativo ducharse con agua fría empezando por mojar los pies, nunca la cabeza primero, y paulatinamente todo el cuerpo de bajo arriba, hasta mojar la cabeza también.
Los que no están acostumbrados a la sauna empezarán con la ducha de agua templada e irán reduciendo la temperatura gradualmente mientras se van mojando el cuerpo, los habituales se ducharán con agua bien fría desde el primer momento.
Los beneficios de la sauna son numerosos, pudiendo resumirlos que durante la primera fase de calor el ritmo cardiaco se ralentiza notablemente, los poros de la piel se abren y se elimina unas grandes cantidades de impurezas con el sudor, tanto superficiales como profundas, aliviando así a los órganos internos de su alimentación, la epidermis se limpia y las venas se dilatan ante el efecto de vasodilatación del calor, se pierden muchos líquidos, es una fase de relax agradable que en personas muy acostumbradas prolongan a veces por espacio de media hora.
La segunda fase, la de ducha fría, es vasoconstrictora, es decir estrecha las venas por el contraste del frío repentino y acelera el ritmo cardiaco de manera notable y muy rápida. Esta es una fase puramente cardiovascular porque son el sistema cardiaco y vascular los que reaccionan acelerando sus latidos y estrechando las venas para hacer llegar la sangre rica en nutrientes y oxígeno hasta el último rincón y célula del cuerpo.
Precisamente la única contraindicación de la sauna se da en las personas con problemas cardiacos, para las cuales ese cambio de temperatura y reacción cardiovascular podría suponer un riesgo, sin una preparación previa.

¿Se pierde grasa con la sauna?
No, en lo absoluto, la grasa no se funde por temperatura y su degradación está sujeta a ciertas acciones metabólicas más profundas, pero no a la temperatura medioambiental.
Cabe la posibilidad de que una persona sedentaria, que presente exceso de peso y se dedique a hacer sauna, su cuerpo pueda acusar esa práctica y de alguna forma su metabolismo reaccione, se mejore, despierte y acelere un poco, no es imposible del todo y por lo tanto no es descartable, pero en honor a la verdad es muy improbable y además sería poco duradero.
No, la sauna no adelgaza, pero son muchos los beneficios que de su práctica pueden derivarse, desde la limpieza profunda y natural de la piel, una eliminación de toxinas internas, una relajación agradable del sistema nervioso central y periférico, una tonificación muy importante del músculo cardiaco, lo más significativo, así como una mejora sustancial del sistema circulatorio, entre otras cosas.
De manera que la sauna es muy saludable pero el peso que se puede perder con ella no es más que una pérdida de líquidos, que por cierto hay que reponer de inmediato nada más acabarla mediante dos o tres vasos de agua pura a temperatura ambiente, no fría, pero no en ningún caso perderás grasa.
Haced sauna, pero no pienses que ésta puede sustituir una dieta limpia o el correr.

Fuente: peru-runners

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el comentario, entretenido y educativo.

Gracias por buscar artículos tan interesantes como este.

Gladys

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